Cuando se busca una alternativa a Dropbox, la mayoría termina instalando otro disco virtual.
Lo único que se consigue es otra aplicación de similares características pero de otra empresa.
Son muchos los discos virtuales que hay en el mercado: Google Drive, Box, OneDrive, PCloud, etc
Todos son sincronizadores.
Al descubrir que ni Dropbox, ni Drive, ni los demás firman los contratos previstos en el Reglamento General de protección de Datos RGPD.
Firmar un contrato no es hacer click en una casilla y click en siguiente.
Un sincronizador tipo Dropbox actúa como agente de transmisión de virus y ransomware.
Desde el ordenador de algún usuario la infección pude transmitirse a todos. Provoca que todos los usuarios sincronizados se contagien.
Los Discos Virtuales producen conflictos de archivos.
Este problema es inherente a la sincronización, es su forma de funcionamiento
Se rompe la organización de las carpetas de la empresa.
Con un sincronizador cada usuario es dueño de las estructuras de carpetas de la empresa.
Con un sincronizador tipo Dropbox siempre quedan copias de los archivos en local.
No se puede trabajar sin dejar huella.
¿De qué sirven miles de GBs si habría que pasar meses esperando a su sincronización en el ordenador?
La velocidad de la conexión limita el uso de esas capacidades.
Conocer su funcionamiento aumenta el interés en buscar una alternativa apropiada para la empresa.
La conexión a Internet de la empresa se degrada y se vuelve muy lenta.
La causa es que hay muchos dispositivos consumiendo caudal para la sincronización de Dropbox.
Cuando los documentos se encuentran copiados (sincronizados) no se sabe en cuantos dispositivos ni se sabe cuantos empleados tienen acceso.
Las empresas con reputación mantienen estándares de gestión y certificaciones que son auditadas. Es habitual la prohibición de usar Dropbox.
Un soporte técnico en el que pueden tardar días en responder o no responden nunca.
Un personal con escasa formación que no resuelve los problemas.
Justificada por los casos de acceso indebido.
Hubo un hackeo de 60 millones de cuentas de Dropbox que se conoció en 2016.
Se da por hecho que es muy fácil de usar. Una apariencia sencilla no significa fluidez y eficiencia en el manejo.
Muchas operaciones habituales con los archivos se vuelven complicadas.
Dropbox y el resto de discos virtuales que lo imitan han servido para enseñar al público en general la enorme utilidad de almacenar archivos en la Nube.
Son aplicaciones con mucha utilidad a nivel individual pero nunca fueron ni serán adecuadas para empresas y entornos profesionales.
El gran problema de estas aplicaciones es su modo de funcionamiento basado en la sincronización. Esto afecta a la privacidad y a la consistencia de los archivos almacenados.
En cuanto a la privacidad, podemos decir que cualquier empresa maneja archivos que contienen información de datos personales de sus clientes o empleados, las que no lo admiten sencillamente mienten.
En una empresa solo debe existir una única versión de un mismo archivo no multitud de versiones repartidas en multitud de lugares.
El control de los documentos es fundamental en el entorno profesional.
Un empleado puede marcharse con toda la información de la empresa sin ningún tipo de problema. Se entiende que al usar un sincronizador como Dropbox los documentos son imposibles de rastrear o controlar, al fin ya al cabo los documentos pueden estar en decenas de dispositivos a los que cualquiera puede acceder.
Ningún juez de ningún país del mundo dará veracidad a la sustracción de información de una empresa que ha estado utilizando un sincronizador como Dropbox para gestionar sus archivos.
Ninguna gran empresa utiliza Dropbox ni lo va a utilizar.
La sincronización produce la dispersión incontrolable de los archivos de la empresa en multitud de ordenadores y dispositivos
La sincronización transmite Ransomware y Cryptolocker.
La sincronización produce conflictos de versiones de archivos.
La sincronización produce fugas de información, vulneraciones de la privacidad y la seguridad.